Muchas son las personas que piensas que las crisis son sinónimo de oportunidad, y que en momentos inciertos, toca reinventarse y apostar por los cambios que nos aporten fuerza y vitalidad.
Probosco nunca ha sido estático. En los pasillos de las viviendas y los distintos servicios siempre hay movimiento; personas participando en actividades significativas, profesionales nutriendo proyectos facilitadores de la inclusión, equipos transversales que son sostén de toda esta gran actividad… y eso, quienes lo vivimos a diario lo conocemos y lo saboreamos; sin embargo, ese movimiento, traducido en vitalidad y en participación, no lo sentíamos representado en nuestra imagen corporativa.
El logotipo de Probosco ha sido nuestra seña a lo largo de estos veintisiete años siendo garantía de buen hacer para muchas de las entidades, administraciones y servicios que nos brindan su apoyo en esta larga andadura. Veintisiete años son ya sinónimo de edad adulta, de madurez y criterio, pero además, son reflejo también de una de las etapas de la vida de mayor vitalidad y empuje en la vida de las personas.
Con ese criterio pretendemos que nuestra imagen transmita esos valores que sentimos nuestros después de un largo proceso de transformación hacía la vida en la comunidad y la inclusión real.
Cambiamos nuestro logotipo con la creencia de que la imagen que nos representa transmite apertura, participación y presencia, manteniendo guiños a nuestra trayectoria y esencia.