- El 20% de las familias en España con hijos o hijas con discapacidad intelectual o del desarrollo disponen de una renta un 25% más baja que la media nacional.
- Estas familias asumen el 96% de los costes de los apoyos que requieren.
Con el cierre de los centros educacionales debido al estado de alarma nacional, el alumnado con discapacidad intelectual o del desarrollo se ha convertido en un grupo especialmente vulnerable debido a las dificultades que tiene para seguir desde sus hogares los contenidos y actividades necesarias para no cortas de forma drástica el presente curso académico. Plena inclusión España denunciaba el pasado 13 de abril que un gran porcentaje de los 68.947 alumnos y alumnas con discapacidad intelectual -según datos del Ministerio de Educación- ha quedado aislado no solo de la vía pública, sino de la actividad académica. Además, si se tuviera en cuenta el alumnado con necesidades educativas especiales, la cifra sube a 722.000 jóvenes de centros ordinarios y específicos de toda España..
En la nota de prensa quedaba reflejada la preocupación de Amalia San Román, responsable de Educación Inclusiva en Plena Inclusión: “Nos preocupa que este tema sea invisible para las autoridades educativas. El alumnado con discapacidad intelectual o del desarrollo es uno de los que sufre en mayor grado la brecha económica y digital, a lo que se une la cognitiva y de accesibilidad…Y con el cierre de los colegios esta situación se ha agravado”.
Según datos de un estudio realizado por este movimiento asociativo, el 20% de las familias en España que tienen con hijos o hijas con discapacidad intelectual o del desarrollo, cuentan con una renta que es un 25% más baja que la media nacional y se ven obligadas a asumir el 96% del coste de los apoyos que necesitan. Además, estas familias están formadas cinco veces más que el resto alrededor de una sola persona adulta de referencia en el hogar: el 80% de esas personas adultas que asumen la monoparentalidad son mujeres.
Desde Probosco queremos mostrar nuestro apoyo a esta denuncia como a tantas otras que han debido hacerse en el último mes para no dejar caer en el olvido a un grupo de personas que, ya aún sin COVID-19, eran vulnerables al aislamiento social. Una brecha digital no debe ser un obstáculo que fomente la falta de apoyos para los alumnos con discapacidad intelectual y un quebradero más de cabeza para la cabeza de familia. Para fomentar la agilidad mental y no perder progresos, se puede adoptar una rutina de lectura en casa, si tiene que ver en mayor o menor medida con alguna materia que esté estudiando, ¡mejor que mejor! Somos conscientes de que la situación en la que nos encontramos presenta muchas complicaciones para todo el mundo, por ello no queremos que esta especial fragilidad se pase por alto destruyendo así todos los avances educativos conseguidos por estas personas
Carolina Méndez. Periodista. EQUIPO PROBOSCO